Esta semana, el huerto comunitario de Ses Figueretes ha vivido una jornada especial con la recolección de alimentos cultivados por vecinos y voluntarios. A pesar de que el proyecto no siempre acapara titulares, su actividad sigue en marcha, ofreciendo un espacio de cultivo sostenible y de encuentro para la comunidad.
Desde su inicio, el huerto ha sido un punto de referencia para quienes buscan una alternativa ecológica y colaborativa en el barrio. En cada temporada, los voluntarios dedican su tiempo a preparar la tierra, sembrar, regar y, finalmente, cosechar productos frescos y de proximidad. La última recogida ha incluido hortalizas de invierno como lechugas, acelgas, espinacas y rábanos, alimentos que serán distribuidos entre los participantes y vecinos que más lo necesiten.
Además del beneficio alimentario, el huerto comunitario fomenta la educación ambiental y el trabajo en equipo. «Es una forma de reconectar con la tierra, aprender sobre el cultivo y compartir experiencias con personas de distintas edades y orígenes», comenta uno de los voluntarios habituales.
El proyecto sigue abierto a nuevas manos y corazones dispuestos a colaborar. Quienes estén interesados en participar pueden obtener más información a través de la web y sumarse como voluntarios. El huerto de Ses Figueretes no solo produce alimentos, sino también lazos comunitarios y conciencia ecológica, valores que siguen germinando con cada cosecha.
















