En una tarde teñida de magia y emoción, la biblioteca abrió sus puertas una vez más para dar la bienvenida a los amantes de las historias. Hoy, en una nueva sesión del ciclo de narración oral, tuvimos el privilegio de ser conducidos por los hilos de la imaginación y el arte narrativo de la talentosa Susana Paz.
Desde el momento en que Susana cruzó el umbral de la biblioteca, su presencia irradiaba una calidez que envolvió a todos los presentes. Con una sonrisa contagiosa y un brillo en los ojos que prometía aventuras, nos invitó a embarcarnos en un viaje a través de los laberintos de la imaginación con su personaje: Sira, la bandolera.
El ambiente se llenó de expectación mientras nos acomodábamos en nuestros asientos, ansiosos por dejarnos llevar por las palabras de la narradora. Y no nos decepcionó. Con su voz melodiosa y sus gestos expresivos, Susana nos llevó de la mano a través de un torrente de emociones: desde la risa desbordante hasta el susurro del misterio, pasando por la ternura y la nostalgia. Cada historia que narraba era un regalo para el alma, una ventana abierta a la fantasía y al asombro.
Durante más de una hora, nos vimos inmersos en un torbellino de relatos fascinantes. Susana tejía sus historias con maestría, entrelazando personajes entrañables, paisajes evocadores y giros inesperados que mantenían nuestra atención en vilo.
Pero más allá de la habilidad técnica de Susana como narradora, lo que realmente cautivó a todos los presentes fue su pasión por las historias y su capacidad para transmitirla. Cada palabra, cada gesto, estaba impregnado de amor por el arte de contar cuentos, y eso se reflejaba en la mirada atenta de los espectadores y en los suspiros de admiración que se escapaban de nuestros labios.
Al finalizar la sesión, nos despedimos de Sira, la bandolera con un cálido aplauso y con el corazón lleno de gratitud por haber compartido con nosotros su talento y su pasión. Mientras salíamos de la biblioteca, llevábamos con nosotros el eco de las historias que habíamos escuchado, conscientes de que, aunque la sesión hubiera terminado, el poder de las palabras de Susana seguiría resonando en nuestros corazones mucho tiempo después.
La merienda de hoy ha sido otro postre tradicional de la isla «Rubiols» de la pastelería Figueretes. La próxima sesión será el 19 de marzo de la mano de Maritza Tejecuentos.